La Cosa / Das Ding es una serie de experimentos visuales a partir de la exploración de dos conceptos. Por un lado lo siniestro, abordado por R. Maria Rilke en su texto Las Elegías de Duino (1923). Y por otro, de das ding (la cosa) desarrollado por S. Freud y retomado por J. Lacan en su Seminario 7 (1959-60).

Rilke plantea que la belleza no es nada sino el inicio de un terror que apenas podemos soportar, nos hace sobrecogernos porque serenamente desdeña alienarnos. Para el autor, un elemento de la naturaleza tiene el poder de provocar ideas de terror o peligro y opera de forma análoga a lo sublime; es decir, es productora de la emoción más fuerte que la mente es capaz de sentir.

Esa dualidad entre lo sublime y lo siniestro, ocurre cuando la imaginación se ve arrastrada a un estado de horror, hacia lo desconocido, la inmensidad, el infinito o el silencio, pero a la vez, un temor controlado que atrae las almas a la belleza de lo abyecto.

A la luz de este planteo, fueron tomando sentido en mí, las fotografías presentadas. El objeto existe en función de su atmósfera, iluminación, escenificación y posterior edición digital, sólo en la fotografía, y la experiencia de angustia resulta entonces similar a la descripta por el poeta. La sensación es familiar y a la vez fantasmagórica, la naturaleza representada también muestra su propio sistema complejo y dual.

Pero estos objetos que desarrollo y fotografío, memoria de un mundo vegetal, no sólo remiten al misterio y atracción, sino también refieren al concepto de das ding. Son objetos aún vegetales y sin embargo indefinibles, son “cosa” y representan como lo plantearon Freud y Lacan, una idea de todo aquello que no puede ser percibido en el mundo tangible y a la cual sólo se puede arribar mediante el razonamiento; en definitiva, una instancia de deseo o atracción hacia algo que propone la dicotomía bello / horroroso.

Estas obras, independientes entre sí, encierran la idea de “la cosa” y “no cosa”, imagen pura, de aquello ausente, que no es idea sino solo deseo, que sólo su nominación o su imagen lo hacen presente. Esto es, a mi parecer la razón de ser de gran parte de la fotografía, al perpetuar el instante de algo que un sesentavo de segundo después, ya no es, la fotografía siempre es ausencia.